Así nació Argentina

Tupac Amarú

Por donde pasaba el ejército libertador se acababa la esclavitud, la mita y la explotación de los seres humanos.

El 18 de noviembre de 1780 se produjo la batalla de Sangarará. En este primer combate, las fuerzas rebeldes derrotaron al ejército realista. A partir de entonces, la rebelión tomó un carácter más radical con un líder a la altura de las circunstancias que proponía: "Vivamos como hermanos y congregados en solo cuerpo. Cuidemos de la protección y conservación de los españoles; criollos, mestizos, zambos e indios por ser todos compatriotas, como nacidos en estas tierras y de un mismo origen". Unos 100.000 indios en una extensión de 1500 kilómetros, de Salta al Cuzco, se dispusieron a seguir al rebelde.

martes, 13 de octubre de 2015

Domingo Faustino Sarmiento

Chiripá borrado por la Bombacha Turca

“Tengo odio a la barbarie popular… La chusma y el pueblo gaucho nos es hostil… Mientras haya un chiripá no habrá ciudadanos, ¿son acaso las masas la única fuente de poder y legitimidad? El poncho, el chiripá y el rancho son de origen salvaje y forman una división entre la ciudad culta y el pueblo, haciendo que los cristianos se degraden… Usted tendrá la gloria de son de origen salvaje y forman una división entre la ciudad culta y el pueblo, haciendo que los cristianos se degraden… Usted tendrá la gloria de establecer en toda la República el poder de la clase culta aniquilando el levantamiento de las masas”. 

(Carta a Bartolomé Mitre, del 24 de septiembre de 1861) 

sábado, 3 de octubre de 2015

Bandera Argentina origen de sus Colores

uján: Origen indudable de la bandera Argentina

   

Mucho se ha dicho sobre el origen de los colores de la bandera Argentina. Se dice que su creador, GeneralManuel Belgrano, se inspiró en los colores del cielo para imprimir el azul/celeste y blanco que la caracteriza.

Sin embargo, otra es la verdad: los colores de la bandera argentina fueron tomados de los colores de la Virgen María, de Luján. Lo confirman muchos testimonios escritos, como por ejemplo los textos del historiador Aníbal Rottjer: "El sargento mayor Carlos Belgrano, que desde 1812 era comandante y presidente de su Cabildo, dijo: ‘Mi hermano tomó los colores de la bandera del manto de la Inmaculada de quien era ferviente devoto’. Y en este sentido se han pronunciado también sus coetáneos, según afamados historiadores".

El mismo autor dice: "Después de implorar el auxilio de la Virgen, y usar de reconocimiento los colores de su imagen, por medio de dos cintas anudadas al cuello, una azul y otra blanca, y las llaman de la medida de la Virgen, porque cada una de ella media 40 cm., que era la altura de la imagen de Luján". O también "al fundarse el Consulado en 1794, quiso Manuel Belgrano que su patrona fuera la Concepción y que, por esta causa, la bandera de dicha institución constaba de los colores azul y blanco. Belgrano en 1812 para el pabellón nacional ¿escogería los colores azul y blanco por otras razones distintas de las dichas en 1794?".

El Padre Jorge Salvaire no conocía estos detalles y sin embargo afirma que "con razón cuentan, no pocos ancianos, que al dar Belgrano a la gloriosa bandera de su Patria los colores blanco y azul había querido, cediendo a los impulsos de su piedad, obsequiar a la Pura y Limpia Concepción de María (como) ardiente devoto".

Manuel Belgrano, que había concurrido a Luján en 1812 con su ejército a visitar a María y rezar el Rosario con los soldados, ofrece a la Virgen en 1813 dos banderas tomadas al enemigo en la batalla de Salta. El 27… (se lee) en la sesión del Cabildo de Luján el siguiente oficio: "Remito a Usía dos banderas de división, que el … de febrero se arrancaron de las manos de los enemigos, a fin de que se sirva presentarlas a los Señora, a nombre del Ejército de mi mando, en el Templo de ésa, para que se haga notorio el reconocimiento que mis hermanos de armas y yo estamos a los beneficios que el Todopoderoso nos ha dispensado por ella y exciten con su vista la devoción de los fieles para que siga concediéndonos sus gracias. Dios guarde años. Jujuy, 3 de mayo de 1813. Manuel Belgrano. Al Sr. Presidente, Justicia y Regimiento del Muy … la Villa de Luján". Cumplidos todos los trámites oficiales y notificaciones debidas, las banderas fueron colocadas ante la Santísima Virgen de Luján el sábado 1 de Julio de 1813.

Luego de conocer estos hechos históricos que nos revelan que la bandera Argentina procede del Manto de la Madre de Dios, debemos comprender que Dios no se aparta de la historia. Somos los hombres los que nos apartamos de Dios, pese a Su insistencia en ayudarnos. En la intercesión de Su amorosa Madre.

LA BATALLA DE PERDRIEL Y LOS COLORES DE NUESTRA BANDERA
(Catecismo Podestá-Rosón, tomo I. Edición de 2005)

El 24 de Junio de 1806, en horas de la noche, liego a la tranquila ciudad de Santa María de los Buenos Aires la noticia del desembarco inglés en las inmediaciones de Quilmes. El ejército protestante, poco más de 1.500hombres bien pertrechados y entrenados, avanzó sin hallar mayor resistencia y tomó Buenos Aires. El VirreySobremonte se refugió en Córdoba y no había ejército ni hombres preparados para resistir a las tropas inglesas.

Unos días más tarde, por dos vías diferentes, comenzaría a gestarse la Reconquista. Por un lado, el capitán de navío Don Santiago de Liniers, futuro liberador de la ciudad y de su puerto, hizo voto a la Virgen del Rosario de recuperar para Ella la ciudad y la libertad para su culto. Por otro, Juan Martín de Pueyrredon, reunió unos trescientos criollos modestamente armados, todos voluntarios. Será ésta la primera tropa totalmente argentina.

A ellos se unió luego el regimiento de Blandengues, con su comandante de frontera, el Teniente Coronel Antonio de OlavarríaOlavarría aportó algunos pertrechos para el novel ejército; pero no uniformes ni estandarte. Estacionados como estaban en la Villa de Luján y confiados al amparo de la Inmaculada que allí se venera, recibieron como estandarte el de la Purísima Concepción, que les ofreció el Cabildo de la Villa, al que conducirían a la batalla como bandera.

Más difícil era conseguir uniforme para toda su tropa. Sin embargo, era piadosa costumbre que los peregrinos de Luján se llevaran como recuerdo "las medidas de la Virgen", -en esa época no había ni medallitas ni estampas- un par de cintas -una celeste como el manto de la Señora; blanca como su vestido, la otra- del largo de la imagen. Estas cintas tomó Pueyrredon y, debidamente bendecidas por el párroco, Padre Vicente M. Carballo, fueron solemnemente impuestas a sus hombres a modo de distintivo. Así se transformaron en e! primer uniforme patrio y fue el origen de las escarapelas que repartieron French y Berutti en Mayo de 1810 y, luego, de la bandera creada por Belgrano.

Animados de fervor patriótico y de amor a la Madre de Dios -de quien tenían por enemigos a los anglicanos protestantes- los hombres de Pueyrredon, después de escuchar la Santa Misa en Luján y comulgar, cruzaron armas con las tropas de Beresford en la chacra de Perdriel, en la madrugada del 1 de Agosto de 1806. Los primeros, mal armados y sin entrenamiento, marchaban, con su escarapela blanca y celeste, "las medidas de la Virgen", de a pie. Los ingleses, soldados profesionales que los triplicaban en número, con armamento suficiente, lo hacían de a caballo. El resultado era seguro: los criollos fueron derrotados y desbandados en poco tiempo. Pero la batalla no fue inútil, ya que fogueó el temple de los patriotas y encendió la chispa de la resistencia.

Once días más tarde, el 12 de Agosto, Buenos Aires respiraría libremente otra vez, y el Santísimo Sacramento y la imagen de Nuestra Señora del Rosario y "las medidas de la Virgen" podían salir nuevamente a recorrer las calles de la ciudad. Había entrado en ella Santiago de Liniers y las armas anglicanas habían claudicado.

-> Padre Gabino Tabossi

miércoles, 30 de septiembre de 2015

Bombacha impuesta por Urquisa para uniformar

http://www.agroapasionados.com.ar/AgroApasionados/noticias-detalle.aspx?Id=222&utm_source=Social&utm_medium=FB&utm_content=15928&utm_campaign=AGROAP

Lo sabías...?

En 1856, el presidente Justo José de Urquiza le compró al gobierno de Turquía 100.000 bombachas que eran rezago militar sobrante de la guerra de Crimea. Ese es el origen de la bombacha criolla, cuyo uso pronto se extendió en nuestro campo.

La indumentaria del gaucho argentino en la primera mitad del siglo XIX, no incluía la bombacha, sino el chiripá. Todos los cronistas y viajeros europeos así lo constatan, como las acuarelas y litografías y los uniformes militares.

En marzo de 1856, se firma el Tratado de Paz que da fin a la Guerra de Crimea, que enfrentó a las fuerzas de aliadas de Gran Bretaña, Francia, Turquía y Cerdeña contra Rusia.

Siendo presidente de la Confederación Argentina Justo José de Urquiza, al año siguiente de finalizar la guerra, el representante diplomático francés ante el gobierno de Paraná informó que su país estaba en condiciones de vender a un precio muy conveniente 100.000 bombachas que habían sido fabricadas para el ejército turco y que como consecuencia de la paz se habían convertido en "rezago militar".

Urquiza se entusiasmó con la forma de pago, que era un trueque por productos y lograda la aprobación de la compra por parte del gabinete se aceptó la oferta de las bombachas originalmente destinadas al ejército turco.

En tres años, se difundió con gran éxito. Es después del triunfo de Mitre en Pavón en 1861, que se adopta en forma generalizada.

lunes, 18 de mayo de 2015

Chacarero 1937 - Reglamento Don Ernesto E. Esquer Zelaya,

Don Ernesto E. Esquer Zelaya, dictó en 1937, estos preceptos que transcribo textualmente y eran aplicados en su estancia correntina

REGLAMENTO


1º En ausencia del Patrón queda prohibido el baile en las poblaciones y puestos de la estancia, salvo permiso escrito anticipado del mismo. 
... 
2º En las reuniones o bailes es prohibido: Emborracharse, dar gritos provocativos, tirar tiros, faltar el respeto a alguno de los invitados o arrebatar las damas. 
... 
3º Las personas que son de afuera del campo y que llegan a un baile sin ser invitadas y sin tener relación con el Patrón, no podrán bailar. 
... 

DEL VESTUARIO 

4º El personal residente del campo “ SANTA TECLA ” no deberá usar distintivos políticos, es decir: Pañuelos de cuello azules, verdes o colorados y boinas de los mismos colores. 
... 
5º Queda terminantemente prohibido el uso de cuello, corbata, gorra de visera, casco de corcho, pajilla, sobretodo, polainas de cuero. Todas ellas son prendas que no son de criollos camperos y por lo tanto es muy feo que las usen. 
... 

ENFERMEDADES 

6º Debe avisarse inmediatamente al Patrón o a sus representantes cualquier caso de enfermedad que hubiera en las poblaciones. 
... 
7º El botiquín y el camión de la estancia están siempre gratuitamente a la disposición de la gente de “SANTA TECLA”, en casos de enfermedad. 
... 

BUENAS COSTUMBRES 

8º Quien persiguiera mujer ajena, será duramente castigado. 
... 
9º Queda estrictamente prohibida la venta de bebidas alcohólicas, menos cerveza que se podrá vender únicamente en el boliche de SANTA TECLA. 
... 
10º Debe avisarse enseguida al Patrón cuando lleguen a las poblaciones, pasajeros o visitas que queden en ellas más de dos horas. 
... 
11º El patrón da como premio: Dos vacas para lecheras, treinta pesos m/n c/l de premio, además de los gastos de la ceremonia a aquellas parejas de su campo, que deseen casarse civil y religiosamente. 
... 

OTRAS DISPOSICIONES 

12º Queda prohibido en toda la costa de la estancia “ SANTA TECLA ”, sobre el río Alto Paraná la llegada de canoas que no sean de algún poblador o empleado del establecimiento. 
... 
13º Es prohibido a los pobladores, chacareros y puesteros tener más de dos chanchos en sus casas y además deben estar los que tengan, en chiqueros. 
... 

A las personas de “ SANTA TECLA ” que no cumplan con las disposiciones de este reglamento, el Patrón las penará con: represión, multa o expulsión del campo. 
... 

A las personas de afuera que infrinjan los artículos Nº 3, 4, 9, 10 y 12, se les aplicará represión, expulsión, cepo o látigo. 
... 

Ernesto E. Esquer Zelaya 
Ituzaingó (Corrientes) 1937

Gauchos de Güemes eran Gauchos?


En 1946 se funda la Agrupación, utilizando el término gaucho para definir al Hombre que peleó junto a Güemes. Meritoria la intención, de revalorizar a Güemes y sus Hombres, las Tradiciones, etc.; más en Salta, ya que hasta el día de hoy, por esa misma tradición hay familias que no lo quieren, por recordar de sus ancestros que Güemes "los obligó a aportar sus bienes a la Causa".
Así es que Güemes hacia 1900 no era recordado en Salta.
Así es también que, la palabra Gaucho es mas del 1900, ya que en sus manuscritos Martín Miguel de la Mata Güemes no se refiere a sus Hombres con el término "Gaucho", no era palabra usada.
Quienes pelearon junto a Güemes eran dueños de sus tierras, de sus animales y no encuadran en el concepto de vago y mal entretenido.

AGRUPACIÓN TRADICIONALISTA DE SALTA
GAUCHOS DE GÜEMES
Fundada el 23 de Setiembre de 1946
En la Ciudad de Salta, Capital de la Provincia del mismo nombre, siendo horas diecinueve y treinta minutos del día veintitrés de Setiembre del año mil novecientos cuarenta y seis, en el lugar provisorio del Polo Club Salta, cedido gentilmente por sus autoridades, bajo la presidencia provisoria del Sr. Justo Pastor Villa, Presidente de la Comisión de Propaganda designada en la Asamblea del día trece del mes de Enero, actuando de Secretario a este objeto el Sr. Juan Martín Solá, después de transcurridos treinta minutos de la hora fijada en las circulares de invitación cursadas, el Sr. Presidente declara abierto el acto, con la presencia de sesenta y cuatro personas simpatizantes que firman al pie de esta Acta de Fundación. Por Secretaría se pasa a dar lectura del Acta anterior, la que es puesta en consideración siendo aprobada. Seguidamente el Sr. Presidente abre el acto dando lectura de su discurso donde hace conocer las finalidades que se persiguen para la Organización Tradicionalista, que en principio ha sido designada provisoriamente “Club Gaucho General Güemes”, en cuya exposición formula una exhortación a todos los salteños para la conformación de este Organismo, tendiente a fomentar el culto a nuestra tradición en sus expresiones diversas, con la más absoluta prescindencia de afinidades políticas ni la implantación de teorías exóticas, poniendo por sobre todo el respeto por nuestras leyes y teniendo como símbolo o divisa los colores de nuestro Pabellón Nacional. Terminada su exposición es recibida con nutridos aplausos.
Acto seguido, toma la palabra el Dr. Ricardo Day, quien mociona en el sentido de que sea modificada la denominación asignada a esta actual Institución, proponiendo que sea cambiada por la de “Gauchos de Güemes”, como título mas apropiado, puesta en consideración es aprobada por unanimidad. Refiriéndose al acto que se lleva a cabo en este momento, habla el Dr. Ernesto M. Araoz, expresando que veía con sumo agrado que esta feliz iniciativa haya tenido el más franco éxito, por la concurrencia de tan numerosos simpatizantes, refiriéndose luego a la personalidad del gaucho, dijo que el más auténtico de todos en el gaucho “salteño”, haciendo ver la necesidad de dejar constituida esta Asociación Tradicionalista que cultiva nuestras costumbre nativas, siendo muy aplaudido en su interesante disertación. Seguidamente el Dr. Araoz, propone que la lista de candidatos que integran la Comisión Directiva, próxima a elegirse en este mismo acto, sea ampliada en el número de sus vocales, los que podrían ser elevados al número de once.
Pide la palabra el Dr. José Manuel Arias Uriburu, mocionando en sentido contrario expresando que si los miembros de la Comisión Directiva son numerosos, se tropezarán con dificultades para obtener quórum; puesta en votación ambas mociones se aprueba por mayoría la sugerida por el Dr. Araoz, elevándose el número de vocales titulares y suplentes de nueve a once. A continuación se pasa a un breve cuarto intermedio a fin de deliberar sobre la lista de candidatos propuestos por la Comisión de Propaganda y aumentar los dos vocales titulares  suplentes que se incorporan por decisión de esta Asamblea. Siendo horas veintiuna, la Presidencia declara reabierto el acto a los efectos de proceder a la elección de las autoridades; en tales circunstancias hace uso de la palabra el Dr. Ernesto M. Araoz, manifestando que sería conveniente fijar el termino de duración de los miembros de la Comisión Directiva, lo que podría determinarle esta misma Asamblea, pudiendo ser por un año; pide la palabra el Dr. José Manuel Arias Uriburu, expresando que el término podría ser fijado por dos años; a esta altura interviene en el debate el Sr. Hugo Romero, expresando que la Comisión Directiva que se elija debería ser en carácter provisorio, a lo cual se opone el Sr. Villa, manifestando que ya existía una Comisión provisoria, elegida en la Asamblea anterior del trece del corriente mes y era del caso dejarla ahora debidamente constituida en carácter definitivo y por el término que lo fije esta Honorable Asamblea. Seguidamente pide la palabra el Sr. Juan Carlos Villamayor, adhiriéndose a lo manifestado el Sr. Villa, proponiendo que el término de duración del mandato de las autoridades que se elijan sea por dos años. Puestas en consideración de la Asamblea son aprobadas las mociones de los Sres. Arias Uriburu, Vila y Villamayor. Nuevamente hace uso de la palabra el Dr. Arias Uriburu, quien propone que la Asamblea constituida designe Presidentes Honorarios de la Institución, proponiendo a ese efecto los nombre de dos salteños, el Sr. Néstor Patrón Costas y el Dr. Adolfo Güemes; puesta en consideración, se da también por aprobada esta moción. Acto continuo se anuncia que deberá iniciarse la elección, en cuya oportunidad hace uso de la palabra el Dr. Arias Uriburu, pidiendo que la mesa lectoral y mesa de escrutinios esté formada por los miembros que designe la Comisión provisoria de propaganda que preside esta Asamblea, mas un miembro que designe la misma Asamblea, a cuyo efecto propone que tal designación recaiga en el Sr. Hugo Romero, presente en este acto. Puesto en consideración se aprueba la moción indicada por el Sr. Arias Uriburu, incorporándose a la Comisión el Sr. Romero. Constituida la Comisión, bajo la presidencia del Sr. Justo Pastor Villa e integrada por los Sres. Juan Martín Sola, José A. González Villafañe, Domingo Rodríguez Elizalde, César Perdiguero y Hugo Romero, se realiza la elección.
Practicado el escrutinio con la presencia de la mayoría de los concurrentes, la junta de escrutinio hace conocer que el número de integrantes ha sido de cuarenta y nueve, arrojando los siguientes resultados: PRESIDENTE: Dr. Ricardo Day con 43 votos, Sr. Justo Pastor Villa con 2 votos y con un voto los Sres. César S. ECHAZU, Dr. Ernesto M. Araoz y José Solís Pizarro. Para VICEPRESIDENTE: Sr. Justo Pastor Villa con 33 votos, Agustín Usandivaras con 9 votos, Dr. Ricardo Day con 4 votos. Jaime Cardona con 2 votos y Dr. Ernesto M. Araoz con 1 voto. Para SECRETARIO: Los Sres. Juan Martín Sola con 15 votos y José Solís Pizarro con 1 voto. Para PROSECRETARIO: Sres. Agustín Cattaneo con 48 votos, Agustín Usandivaras con 2 votos y César S. ECHAZU con 1 voto. Para TESORERO: Los Sres. José A. González Villafañe con 48 votos y César S. Echazú con 1 voto. Para PRO TESORERO: el Sr. Domingo Rodríguez Elizalde con 44 votos y el Dr. José Manuel Arias Uriburu con 2 votos. Para VOCALES TITULARES: los siguientes Sres. Víctor Hugo Bridoux con 49 votos. Pedro Güemes con 48 votos, César Cánepa Villar con 48 votos, Luis Martino con 47 votos, Medardo Sarmiento con 47 votos, Miguel Araos Anzoátegui con 47 votos, Agustín Usandivaras con 59 votos, Maxuri Michel con 39 votos, Julio Argentino San Millán con 35 votos, Juan Solís Pizarro con 16 votos, César Perdiguero con 14 votos, Balvín Díaz con 13 votos, César ECHAZU con 13 votos, Juan Carlos Dávalos con 3 votos, Justo P. Villa con 2 votos, Baltasar Guzmán y Luis Saravia con 7 votos, Miguel López y J. C. Villamayor con 5 votos, con 2 votos los siguientes: Guillermo Velarde Mora. J. A. Diez Arias, Daniel Fleming, Julio Rivas Diez. J. M. Arias Uriburu, J. A. Ponce de León, Rogelio Yánez, Hugo Romero, Néstor C. Villa, Marcelo Cornejo Isasmendi y Juan Carlos Gallo. Con 1 voto, las siguientes: P. Mastruleri, A. Cattaneo, J. Zambrano, Ernesto M. Araoz y Jaime Cardona. Para VOCALES SUPLENTES: los Sres.: Juan Alfredo Villagrán con 49 votos, Víctor Armada con 48 votos, con 48 votos: Miguel Fleming, Jaime Cardona y Estanislao Cevallos; con 47 votos, Antonio Casabella, Miguel O. Castilla y Baltasar Guzmán, Balvín Díaz con 28 votos, Juan Carlos Gallo con 15 votos, Hugo Romero con 17 votos, Julio Rivas Vélez con 11 votos. Rogelio Yánez con 8 votos, Luis Saravia y Miguel López con 7 votos, César Perdiguero con 5 votos, César Echazú con 4 votos, con 3 votos las siguientes: N. Patrón Costas, H. Solís Pizarro, N. Cajal, Higinio Borelli, Ángel Bascari, M. A. Sarmiento, A. Ponce de León, Néstor Vasconcellos y R. Contreras; con 1 voto las siguientes: J. Pereyra Rozas, R. Saravia, Ricardo Fleming, F. Mustrulegui, Sergio Saravia, José A. Diez Arias y Tomás Gil. En consecuencia y de acuerdo al cómputo de votos realizado, la Junta Escrutadora proclama ante la Honorable Asamblea los nombres d las personas que han resultado electas por mayoría de votos para integrar los cargos directivos de la primera Comisión Directiva de la Agrupación Tradicionalista “GAUCHOS DE GÜEMES”, en el siguiente orden: PRESIDENTE: DR. RICARDO DAY; VICEPRESIDENTE: SR. JUSTO PASTOR VILLA; SECRETARIO: SR. JUAN MARTÍN SOLA; PROSECRETARIO: SR. AGUSTÍN CATTANEO; TESORERO: SR. JOSÉ A. GONZÁLEZ VILLAFAÑE; PRO TESORERO: SR. DOMINGO RODRÍGUEZ ELIZALDE; VOCALES TITULARES: SRES. VÍCTOR HUGO BRIDOUX, PEDRO GÜEMES, CÉSAR CÁNEPA VILLAR, LUIS MARTINO, MEDARDO SARMIENTO, MIGUEL ARAOZ ANZOÁTEGUI, AGUSTÍN USANDIVARAS, MAXURI MICHEL, JULIO ARGENTINO SAN MILLÁN, JOSÉ SOLÍS PIZARRO y CÉSAR PERDIGUERO. VOCALES SUPLENTES: SRES. JUAN ALFREDO VILLAGRÁN, VÍCTOR ARANDIA, MIGUEL FLEMING, JAIME CARDONA, ESCOLÁSTICO CEVALLOS, ANTONIO CASABELLA, MIGUEL O. CASTIELLA, BALTASAR GUZMÁN, BALVÍN DÍAZ, JUAN CARLOS GALLO y HUGO ROMERO. Consentida que fue la lectura de los nombres de las autoridades electas y que regirán los destino de esta novel Institución, nacida bajo los mejores augurios, son largamente aplaudidos por los Asambleístas, dándose por terminado el acto, siendo horas veintidós y treinta minutos.
FIRMAS: Ricardo Day, Justo P. Villa, J. M. Sola, J. A. González, D. Rodríguez Elizalde, M. Revilla Cánepa, J. Ponce de León, J. Rivas Díaz, A. Cattaneo, A. Centeno Boedo, J. Solís Pizarro, A. Usandivaras, M. Sarmiento, J. Cardona, C. Perdiguero, M. Araoz, M. A. Sarmiento, S. Saravia, R. S. Cevallos, H. romero, C. Cánepa Villar, V. H. Bridoux, J. Gana, E. M. Araoz, N. Villa, P. J. Ferreira, J. C. Bascari, J. M. Arias Uriburu, F. Mastruleri, H. Medina, S. Miranda, C. A. Cevallos, R. Yánez, F. A. Usandivaras. R. Contreras, R. Carrizo, C. Juncosa, J. Bavio, S. Usandivaras, J. J. García, G. Balút, H. Burelli, J. C. Gallo, J. Gallo, S. Enada, J. Villagrán, J. Pereyra Rozas, T. Gil, B. Guzmán, R. A. Saravia, M. Zambrano, M. López, N. Vasconcellos, L. Martino, N. Vecchia, C. Richard, N. Cajal, J. A. Diez Arias, J. C. Villamayor, L. Saravia, L. A. Borelli. M. Nogales, V. N. López, O. A. Sarmiento. 

lunes, 6 de abril de 2015

Gaucho otra definicion

Resumen: Este artículo intenta trazar un paralelo en las actuaciones hegemónicas del Estado argentino del siglo XIX y el XX. Tanto la figura del gaucho como la del exiliado y el “desaparecido” de finales del siglo XX parecen haber sido expulsados y marginados por un mismo Estado represor. ¿Sería posible, a partir de esto, acercar alguna definición más sobre la identidad político cultural argentina y, quizás, considerar al Estado argentino como un poder autosuficiente y una identidad autónoma a los cambios políticos circunstanciales? La pregunta sigue abierta.
Palabras clave: Gaucho, literatura argentina, identidad nacional, "desaparecido", represión
Abstract: This current work attempts to link two moments in Argentinean History: Gauchos’ social stigmatization in the 19th Century and the subsequent expulsión or extermination of thousands of people at the end of the 20th Century. In both cases, the Argentinean State plays an active roll. Could these events lead to the consideration of the Argentinean State as a self-governing body with a defined structure and a solid identity thet reaches beyond circumstantial political changes? This issue continues to be hotly debated.

Etimologías y otras búsquedas
Quizás la búsqueda etimológica que nos proponemos en este artículo traiga un poco de luz sobre el complejo étnico que rodea al gaucho desde sus orígenes y nos ayude a develar lo enrevesado de la poética de Leónidas Lamborghini, que toma a la figura del gaucho como referente.
Existen varias teorías sobre el origen de la palabra “gaucho”. Se sugieren, entre otras hipótesis, que deriva del quechua huajchu y del aymara wuajcha que significa, en ambos casos, “huérfano, vagabundo”. [1]
Asimismo hay quienes aseguran que el vocablo “gaucho” deriva del árabe chaucho que alude a un látigo utilizado en el arado de animales.
Otros se remontan a los siglos XII y XVI cuando en la península española convivían el árabe morisco y el castellano románico, gótico y renacentista. Se cree que la coexistencia que produce esta especie de sincretismo lingüístico que es la inspiración mudéjar en la península influye decisivamente en el vocablo en cuestión. Esta tesis sugiere que la palabra “gaucho” proviene de la palabra mudéjar hawsh que significar “sujeto vagabundo”. Puesto que, la influencia lingüística mudéjar es perfectamente demostrable con la llegada de los españoles a América, no hay ningún elemento, por el momento, que aborte esta posibilidad interpretativa.
Aún hoy en Andalucía, a través de la lengua gitana caló , nos llega la voz gacho, que designa al hombre de campo. En un sentido más amplio, este término nombra al amante de una mujer. Por lo que, hete aquí, otro elemento potencialmente influyente a la hora de analizar el entramado conceptual de la voz “gaucho”.
En el siglo XVIII Concolorcorvo [2] utiliza una nueva expresión: habla de gauderios cuando quiere decir gauchos o huasos. Gauderio parece ser una especie de “latinización” de las palabras anteriormente dichas. Era habitual en la liturgia católica el uso del vocablo gaudeus, que significa “regocijo”, e incluso “libertinaje” si la pensamos con todas sus posibilidades significativas.
También se ha comentado la influencia del vocablo “camiluchos”, no sólo en la construcción definitiva de la palabra gaucho, sino también en el carácter gauchesco en general. Ya que, estos antiguos peones o “camilos” de las Misiones Jesuíticas , al ser expulsados por la orden jesuítica de 1767 que invalida las reducciones de indios [3] que ellos mismos regenteaban, marchan hacia la región pampeana, sin mayor destino que el de asumirse simplemente como errantes.
Por lo tanto, tanto la palabra “gaucho” como la palabra huaso -metátesis una de la otra- parecen incuestionablemente de una complejidad etimológica notable. Nos quedaremos, en el marco de este trabajo, con las caracterizaciones que se reiteran, tanto en las lenguas quechua, aymara, mudéjar, caló, como su posterior latinización. Me refiero, concretamente, a la concepción del gaucho como un sujeto vagabundo, libertino, de origen campero, expulsado, paulatinamente, por el progreso europeísta de Buenos Aires.
Finalmente, decir que, si bien el vocablo se venía usando desde el año 1766, el primer uso documentado del término data de los años de la independencia argentina, cincuenta años más tarde. Ausencia que, por otro lado, confirma el grado de exclusión considerable mencionado anteriormente.

El gaucho como punto de partida
En la Argentina, los gauchos desempeñaron un rol cardinal tanto durante la guerra de la independencia -especialmente entre los años 1810 y 1820- como durante la tristemente célebre Conquista del Desierto y las guerras internas que se extenderían hasta el año 1853, en que se sanciona la Constitución Argentina.
Los gauchos se integran, de este modo, a las huestes de Manuel Belgrano (1812), al Ejército de los Andes de José de San Martín (1816), a las guerrillas encabezada por Martín Miguel de Güemes en la provincia de Salta (1820), a las montoneras de Felipe Varela y “Chacho” Peñaloza en la provincia argentina de La Rioja (1840), a las tropas de Eustaquio Méndez en el norte del país, al mando del coronel Federico Rauch y Juan Manuel de Rosas durante la Conquista del Desierto (1879), y a muchas otras fuerzas nacionales.
Obstaculizando el avance de las tropas realistas españolas, o luchando en las guerras intestinas entre unitarios y federales, o en la Guerra de la Triple Alianza contra Paraguay, o contra los indios; los gauchos siempre han tenido una intensa participación en los destinos de la joven Argentina.
La importancia del gaucho en la historia argentina y su posterior evolución, que analizaremos en detalle más adelante, marcada por la expulsión y posteriormente por la estigmatización, hace que sea imprescindible su mención y análisis en este trabajo, sobretodo teniendo en cuenta las dos variables poéticas que se van a abordar en la obra de Leónidas Lamborghini: gauchesca y exclusión.

Gaucho, reducción y retrato
El gaucho argentino es un hombre de a caballo, que no responde a ningún grupo étnico en concreto [4]. Su nacimiento está vinculado con las singulares condiciones políticas, religiosas, sociales y económicas de finales del siglo XVIII que les toca vivir a muchos de los pobladores de la zona ganadera de Argentina, Uruguay y sur de Brasil.
La mayoría de los gauchos son criollos o mestizos , si bien, como ya se dijo con anterioridad, esto no es definitivo. Valga como ejemplo, la descripción que de los hombres de a caballo hiciera en 1868 el doctor Henri Armaignac en su libro titulado Voyages dans Les Pampas de la Republique Argentine. El viajero gascón, quien navegara desde Bordeaux, su ciudad natal, hacia Buenos Aires, con el solo objeto de develar la vida y costumbres de los rioplatenses a los franceses continentales, dice respecto de la excepcionalidad de los gauchos:
[…] un extranjero -por ejemplo un europeo- puede adquirir, aunque sea muy difícil, todas las destrezas del gaucho, vestir como gaucho, hablar como gaucho... pero no será nunca considerado gaucho, en cambio sus hijos aunque todos sus linajes sean directamente europeos, al ser ya nativos o criollos sí serán cabalmente considerados gauchos. [5]
El gaucho forma, junto al caballo en particular un complejo criollo ecuestre indisoluble y altamente complejo. Se lo suele comparar al charro mexicano, al vaquero norteamericano, al huaso chileno o al gaúcho brasilero, no sólo por su destreza con el caballo y demás actividades rurales, sino también por la simple filosofía de vida que rige su existencia.
Los gauchos eran generalmente hombres nómades que habitaban libremente la pampa , llanura que se extiende generosamente desde el norte de la Patagonia argentina hasta el norte de Río Grande do Sul en Brasil y Santa Cruz de la Sierra en Bolivia, y desde la Cordillera de los Andes al oeste, hasta el Océano Atlántico al este.
Charles Darwin, quien recorriera las pampas argentinas en 1834, describiría al gaucho de la siguiente manera:
During the evening a great number of Gauchos came in to drink spirits and smoke cigars: their appearance is very striking; they are generally tall and handsome, but with a proud and dissolute expression of countenance. They frequently wear their moustaches, and long black hair curling down their backs. With their brightly-coloured garments, great spurs clanking about their heels, and knives stuck as daggers (and often so used) at their waists, they look a very different race of men from what might be expected from their name of Gauchos, or simple countrymen. Their politeness is excessive: they never drink their spirits without expecting you to taste it; but whilst making their exceedingly graceful bow, they seem quite as ready, if occasion offered to cut our throat […]. [6]
La simpleza de la vida del gaucho, quizá pueda ser reconocida por los pocos elementos que lo acompañan en su vida errabunda. El gaucho se arregla con escasos medios, apenas un caballo, el facón y su poncho. Herramientas todas estas, que lo ayudan a resolver el problema del transporte, el trabajo, la defensa y el abrigo. El caballo significa compañía, movilidad, elemento sustancial en el estilo de vida que el gaucho se impone, pero también representa resguardo de su retaguardia en combate; el facón supone defensa pero también herramienta de trabajo y utensilio de cocina; el caso del poncho es muy funcional a su vida cotidiana: lo usa para protegerse del frío y la lluvia, para dormir y, enrollado en su brazo, para pelear en los duelos que tan bien Jorge Luis Borges narrara en, por ejemplo, “Biografía de Tadeo Isidoro Cruz”. [7]
Su alimentación es también muy simple y poco variada. Se compone esencialmente del asado, el mate -infusión de yerba amarga- y el porrón de ginebra. En cuanto a la arquitectura habitacional gauchesca, el rancho criollo de paja y adobe, con el fogón que sirve para cocinar y calentarse en invierno es todo lo que necesita el gaucho para vivir.
Como las labores que desempeñan los gauchos no exigen tareas colectivas, es decir, algún tipo de interacción con otros, la vida del gaucho es fundamentalmente solitaria. El único momento en que se mezcla y comparte un tiempo con otros, en sociedad, es cuando se divierte. Son los bailes y las guitarreadas en pulperías las exclusivas circunstancias esencialmente sociales del gaucho.
Se ha dicho con razón, que la vida del gaucho es de mínimo impacto medioambiental, ya que la veneración que siente por el ciclo de la naturaleza está inscripto en cada una de sus acciones. El gaucho vive constantemente en un espacio exterior. Su hábitat es la llanura pampeana, que, geológicamente, es una llanura aluvial que se rellena por sedimentación. Esto que pareciera un dato menor, resulta valioso a la hora de adentrarnos en algunos detalles de su idiosincrasia. La topografía pampeana, una especie de hipnótico mar momificado, horizontal y de apariencia infinita, impresionará al gaucho de manera honda, al punto de estar presente, no sólo a través de su temperamento taciturno, solitario y cariacontecido, según así lo testimonian numerosos estudios del carácter gaucho, sino también, muy expuesto en su poética, como veremos más adelante.
El gaucho -y antes de él el indio-, como emergente de esta situación, se convierte eventualmente, entonces, en una especie de navegante nómada, que tiene que guiarse por los astros para no extraviarse en un mar verde e infinito -“el desierto pampeano”- como se lo llamaba en el siglo XIX.

Divisa y alegoría
El gaucho interpreta un rol simbólico importante para el nacionalismo político y literario en la región, especialmente en el Río de la Plata .
Según escribiera Jorge Luis Borges, fue el poeta Antonio Dionisio Lussich uno de los primeros en incluir la experiencia del gaucho en la literatura, en su poema de 1872 titulado Los tres gauchos orientales. Incluso antes que el poema épico Martín Fierro, publicado en 1872 por José Hernández, viera la luz, este montevideano, nacido allá por el año 1848 ya había dado a la figura del gaucho una de sus primeras menciones literarias. Escrito para coronar el tratado de paz de la “revolución de las lanzas” de Timoteo Aparicio, Los tres gauchos orientales se estructura en base a una charla entre los paisanos Julián Giménez, Mauricio Baliente y José Centurión, dando origen, a lo que más tarde se conocería con el genérico nombre de literatura gauchesca. El diálogo da cuenta de la Revolución Oriental, y especialmente de las circunstancias que exigían el desarme y el pago al ejército.
También vale destacar la obra de Hilario Ascasubi, titulada Santos Vega o los mellizos de la Flor escrita dos años antes que ésta, convirtiéndose en una de las primeras en su estilo.
Poco más de medio siglo después, Ricardo Güiraldes, escritor y estanciero , se siente emocionalmente obligado a homenajear a los gauchos, que ya en los inicios del siglo XX habían sido reducidos a la categoría laboral de “peones”, es decir, simples jornaleros rurales. Es por esto por lo que, Ricardo Güiraldes, que fue criado junto a los gauchos, se ve compelido a reconocer -con mucha nostalgia- los valores del gaucho en su Don Segundo Sombra de 1926. Según cuenta Leopoldo Lugones, es Ricardo Güiraldes quien transforma los inmensos campos argentinos en poesía con esta obra de corte netamente gauchesco:
Paisaje y hombre ilumínanse en él a grandes pinceladas de esperanza y fuerza. Qué generosidad de tierra la que engendra esa vida, qué seguridad de triunfo en la gran marcha hacia la felicidad y la belleza.[8]
Al idealizar al gaucho con líricos toques de virtud y heroísmo en una relación de completa armonía con la naturaleza, Güiraldes no hace más que nutrir al estereotipo que se había creado del gaucho, tan evocado en el folklore argentino, con un lirismo valioso.
Don Segundo Sombra da nociones de honor y respeto al prójimo , enseña a tratar con la naturaleza, e incluso -y esto es sustancial- es quien protege a los débiles de sus temores y fobias ciudadanas. Motivo por el cual, al despedirse del gaucho, el joven personaje dice:
lo vi irse en el horizonte [...] y me fui como quien se desangra. [9]
También Bartolomé Hidalgo, en Diálogos patrióticos de 1922, o el mismísimo Estanislao del Campo, en Fausto de 1866 presentan un gaucho idealizado, de espíritu noble, respetado por los campesinos por su fuerza física y moral.
Sin embargo, es con El gaucho Martín Fierro de José Hernández que verdaderamente se da a conocer la figura del gaucho en el mundo. Considerada la obra más famosa del género, este poema épico, muestra al gaucho como símbolo de tradición nacional argentina, contraponiéndolo a las tendencias europeizantes de la ciudad y a la corrupción de la clase política:
Daban entonces las armas
Pa defender los cantones.
Que eran lanzas y latones
Con ataduras de tiento…
Las de juego no las cuento
Porque no había municiones.
Y un sargento chamuscao
Me contó que las tenían.
Pero que ellos las vendían
Para cazar avestruces;
Y ansí andaban noche y día
Déle bala a los ñanduses. [10]
El estereotipo del gaucho, con esta nueva mención, se sintetiza en la figura de un hombre fuerte, taciturno, arrogante y capaz de responder con violencia a una provocación.
No me hago al lao de la güeya
Aunque vengan degollando,
Con los blandos yo soy blando
Y soy duro con los duros,
Y ninguno en un apuro
Me ha visto andar tutubiando.
En el peligro ¡Qué Cristos!
El corazón se me enancha.
Pues toda la tierra es cancha,
Y de esto naide se asombre:
El que se tiene por hombre
Ande quiera hace pata ancha. [11]
Personaje seminómada el gaucho, que en contraposición al trabajador asalariado del siglo XIX o al mismísimo esclavo del Brasil, es imaginado libre, rebelde, autosuficiente y solitario. Situándose, por ello, junto al imaginario paradigmático con el que se suele asociar tanto a anarquistas como a fatalistas. Martín Fierro, héroe del poema, es reclutado por el ejército argentino para pelear en la guerra fronteriza contra el indio pero deserta y se convierte en un fugitivo de la ley, volviéndose un elemento amenazador para el sistema, ya que, en general, su trayectoria está enmarcada en una fuerte crítica a los atropellos que padecían los parias rurales. Obedeciendo únicamente a su deseo de libertad, Martín Fierro, nunca aceptará someterse a sus jefes militares, lo que causará su huida y su amistad con Cruz, un miembro de la policía, que se vuelve delincuente al proteger a Fierro contra un ataque injusto por parte de sus propios compañeros.
Obsérvese la lectura que Jorge Luis Borges propone en “Biografía de Tadeo Isidoro Cruz” [12] sobre esta circunstancia concreta:
El criminal salió de la guarida para pelearlos. Cruz lo entrevió, terrible; la crecida melena y la barba gris parecían comerle la cara […] Básteme recordar que el desertor malhirió o mató a varios hombres de Cruz. Este, mientras combatía en la oscuridad […] empezó a comprender. Comprendió que un destino no es mejor que otro pero que todo hombre debe acatar el que lleva adentro. Comprendió que las jinetas y el uniforme ya le estorbaban. Comprendió su íntimo destino de lobo, no de perro gregario; comprendió que el otro era él. Amanecía en la desaforada llanura; Cruz arrojó por tierra el quepis, gritó que no iba a consentir el delito de que se matara a un valiente y se puso a pelear contra los soldados, junto al desertor Martín Fierro.
Hay muchas referencias también en el propio Martín Fierro de José Hernández respecto de la naturaleza libre y rebelde del gaucho:
Lo que al mundo truje yo
Del mundo lo he de llevar.
Mi gloria es vivir tan libre
Como el pájaro del Cielo,
No hago nido en este suelo
Ande hay tanto que sufrir;
Y naides me ha de seguir
Cuando yo remonte el vuelo. [13]
Y más adelante, respetando los modismos y los vocablos gauchescos de ese tiempo, Hernández intenta poner en escena los atributos nobles del gaucho argentino y su simple filosofía:
Soy gaucho, y entiendaló
Como mi lengua lo explica,
Para mí la tierra es chica
Y pudiera ser mayor;
Ni la víbora me pica
Ni quema mi frente el sol [...]
Yo no tengo en el amor
Quien me venga con querellas;
Como esas aves tan bellas
Que saltan de rama en rama,
Yo hago en el trébol mi cama
Y me cubren las estrellas.
Y sepan cuantos escuchan
De mis penas el relato,
Que nunca peleo ni mato
Sinó por necesidá,
Y que a tanta alversidá
Sólo me arrojó el mal trato.
Sin embargo, a pesar de los esfuerzos literarios de los Güiraldes, Lussich, Borges, Hernández, del Campo y tantos otros, la figura del gaucho terminará absolutamente devaluada en el imaginario reduccionista y economicista argentino del siglo XIX y XX, al punto de llegar a considerársele como a un paria de las pampas, una suerte de híbrido que no es ni europeo ni indio, un anarquista sin ley ni fidelidad alguna, un solterón sin techo, temeroso de la ciudad, perseguido por el ejército y, en definitiva, acosado por el progreso y la modernidad europeizante. De creerse al gaucho, entonces, en un primer momento, como en un posible referente nacional autóctono, se pasa, en una instancia superior, a la deslegitimación asociada al auge del negocio ferroviario, el mal llamado “progreso”, las alambradas, la propiedad privada y las corrientes europeizantes en la cultura y política argentina imperante de entonces.

Estigmatización ética, estadio inferior de la expulsión
Con la aparición de Domingo Faustino Sarmiento en la escena nacional la situación y consideración del gaucho se acentúa drásticamente. La existencia nómada del gaucho y su comportamiento tosco y, si se quiere, hasta bucólico, lo apartará definitivamente de la idea de país que el imaginario “sarmientino” diseña en su interior. Si bien, hay un grado de fascinación por parte de Sarmiento por la figura del gaucho, manifestada en sus escritos, éste lo considera un factor altamente negativo para el desarrollo del país, al identificarlo como un ser incivilizado. Sarmiento lo ve en contraposición con los refinados valores ciudadanos implantados en las grandes metrópolis de Europa, qué, desde el punto de vista del sanjuanino, son identificados a través de las siguientes cualidades:
[…] visten traje europeo, viven de la vida civilizada... [donde] están las leyes, las ideas de progreso, los medios de instrucción... etc.. [14]
Antes de la supremacía de esta teoría en el Estado argentino existía toda una axiología gaucha caracterizada por los valores de valentía, lealtad y hospitalidad, de allí que en Argentina y Uruguay la frase “hacer una gauchada” signifique tener un gesto de hidalguía o una buena actitud. Sin embargo, y esta será en definitiva la nueva legitimidad imperante en los destinos de la región, para una gran parte de la aristocracia y la burguesía urbana del siglo XIX, el gaucho es un “salvaje peligroso” al que se debe “reducir” y restringir, o en el mejor de los casos, “desaparecer”.
Y en este punto nos preguntamos si la generación que luego también se “reduciría” y “desaparecería”, generación a la que pertenecen tantos artistas y escritores argentinos y sudamericanos, no podría bien identificarse y conectarse, como en un continuo semántico, con los destinos del gaucho. Quiero decir, por consiguiente, que existiría la posibilidad de imaginar que esta rama del carácter y esta actitud antigauchesca del Estado del siglo XIX, bien podría emparentarse con la actitud manifestada durante la “Guerra Sucia” del otrora comandante en jefe de las Fuerzas Armadas Jorge Rafael Videla en el siglo XX. De esta manera, el gaucho y la generación perdida, exiliada y “desaparecida” de finales del siglo XX, podrían bien ser consideradas como víctimas del mismo poder hegemónico, a pesar de ser muy distintas las causas de su persecución en uno y otro caso.
Y atiendan la relación
Que hace un gaucho perseguido,
Que padre y marido ha sido
Empeñoso y diligente,
Y sin embargo la gente
Lo tiene por un bandido. [15]

Gaucho bueno, gaucho matrero [16]
En el siglo XIX, va a ser Sarmiento, quien en Facundo de 1845 presente la dicotomía gaucho bueno y gaucho matrero. El primero, poseedor de los atributos de rastreador y baqueano, es decir, alguien que vive en un estado de armonía con la naturaleza; y el segundo, considerado el gaucho malo es, según palabras textuales de Sarmiento:
[...] hombre divorciado con la sociedad, proscrito por las leyes;... salvaje de color blanco que incluye al cantor, que anda de tapera en galpón cantando hazañas propias y ajenas.[17]
Sin embargo, cuando el personaje Cruz decide “exiliarse” en tierras indígenas, como según consta en El gaucho Martín Fierro, de lo que se nos está hablando subrepticiamente es de la red que teje el Estado argentino para mantener al gaucho fuera de la legalidad. En definitiva, lo que se hace es marginar al gaucho, manteniéndolo alejado de la vida que, como ciudadano, se merece.
A modo de ejemplo, mencionemos la “ley de vagancia”, que convierte al gaucho en una especie de esclavo totalmente dependiente del dueño de estancias, ya que si no acuerda por comida en alguna estancia para que el patrón le firme “la papeleta” -que certifica que trabaja en su estancia- la policía lo detiene y envía a las milicias de frontera por el delito de vagancia. Como, por otra parte, tiene absolutamente negado el acceso a la tierra para trabajarla para provecho propio, constituye una mano de obra casi gratuita. Dejándosele una única opción de dignidad: la rebelión. Insurrección que lo convierte, a los ojos de Sarmiento, del sistema oligárquico de entonces y su justicia, en un “gaucho matrero”.
Pero el ideario que aglutina la concepción de un gaucho malo no es privativo de Sarmiento, ya que también se encuentra en la novela de Eduardo Gutiérrez. Nos referimos a Juan Moreira de 1880, por citar sólo un ejemplo. Este texto relata la vida de un personaje típico del paisaje tradicional pampeano llamado Juan Moreira. La biografía de este Robin Hood argentino, que bien podría ser considerado como un gaucho matrero, está llena de crímenes horrendos e insidiosos. Su inferioridad social, y su mala reputación finalmente lo obligan a exiliarse y aislarse, volviéndose un ser violento y antisocial.

Conclusión
Este artículo intenta trazar un paralelo en las actuaciones hegemónicas del Estado argentino del siglo XVIII, XIX y XX.
Tanto la figura del gaucho como la del exiliado y el “desaparecido” de finales del siglo XX parecen haber sido expulsadas y marginadas por un mismo Estado represor. Teniendo en cuenta la evolución histórico-política del gaucho en la Argentina del siglo XVIII y XIX -reducido, como un personaje delictuoso y paria errante al exilio en su propia tierra- no parece descabellado aunar su destino al del exiliado y desaparecido de finales del siglo XX. Mi último libro [18], que aborda extensamente la conexión poética de Leónidas Lamborghini [19] con el “Criollismo” y la “Gauchesca” del XIX, da cuenta de las innumerables coincidencias entre las estrategias conspirativas del estado decimonónico y el presente.
¿Sería posible, a partir de esto, acercar alguna definición más sobre la identidad político cultural argentina y, quizás, considerar al Estado argentino como un poder autosuficiente con una identidad autónoma a los cambios políticos circunstanciales? La pregunta sigue abierta. Esperamos que futuras investigaciones aborden esta posible conexión con la objetividad que merece, ya que nos ha parecido que aquella diferenciación que al principio se hiciera entre el gaucho bueno y el gaucho malo, traía una revelación que podríamos utilizar a la hora de abordar la obra de la “generación desaparecida”.
En ambos casos, se estigmatiza y se expulsa hasta aniquilar y desaparecer a un grupo social que se pretendía “no-asimilado” a los imperativos dictados por el Estado hegemónico argentino. Careciente de los valores de pluralidad política y diversidad socio cultural, se opta, en ambos casos, por la definitiva desaparición de lo que se manifiesta como diferente o alternativo.
Quizá el destino errabundo de tantos poetas como Lamborghini, y artistas e intelectuales desterrados contemporáneos pueda servirnos de punto final de una línea que comience allá mismo en las lejanas pampas del siglo XVIII.

Notas:
[1] Según consta en el Diccionario quechua-español, aymara-español de la Tupak Katari Jach´a Yatiñ UTA, Universidad Indígena Tupak Katari (UITK).
[2] Pseudónimo utilizado por el funcionario, comerciante, viajero y escritor español Alonso Carrio de Lavandera, nacido en Gijón en el año 1715 y muerto en Lima, 68 años después.
[3] Núcleos de población en las que se reasentaban los indios de la América española. Especies de reservaciones separadas de las ciudades donde vivían los españoles.
[4] Véase la ascendencia judía de muchos gauchos argentinos. Así como de otras etnias, nacionalidad es, afiliaciones tribal es, religiosas y lingüísticas.
[5] Armaignac, H. Viaje por las pampas de la República Argentina. Buenos Aires: Eudeba, 1872: 18.
[6] Darwin, Charles. “Vol. III, Maldonado”. Voyages of the Adventure and Beagle. London: Colburn, 839: 48. “Durante la tarde un gran número de gauchos vinieron a beber alcohol y fumar cigarrillos. Su apariencias era atractiva; eran generalmente altos y buenos mozos, con una expresión de orgullo licencioso contundente. Solían tener bigotes y cabello enrulado negro que les caía por la espalda. Con todos sus utensilios a cuesta, sus espuelas y cuchillos que usaban frecuentemente colgados de sus cinturones parecían una raza de hombres diferente a lo que uno podría esperar de la definición gaucho u hombres de campo. Si bien su extremado buen trato y respeto por sus acompañantes, a los que solían invitar a beber de muy buena gana era notorio, no parecía descabellado pensar que en cualquier momento podían cortarnos la garganta”.
[7] “I´m looking for the face I had / Before the world was made.” Con este epígrafe de The Winding Stair, de Yeats, Borges da cuenta del destino de Tadeo Cruz, personaje del relato. Destino que, por extensión, bien podría caberle a todo gaucho montonero. Me refiero al destino de perseguidor y perseguido con el que fue, en muchos momentos, concebido.
[8] Lugones, Leopoldo. Mi beligerancia. Buenos Aires: Editorial Estrada, 1932: 71.
[9] Güiraldes, Ricardo. “Capítulo XXI”. Don Segundo Sombra. Buenos Aires: Editorial Proa, 1926: 216.
[10] Hernández, José. “III”. El gaucho Martín Fierro. Buenos Aires: Editorial Universitaria de Buenos Aires, 1962: 12.
[11] Hernández, José. “I”, El gaucho Martín Fierro. Buenos Aires: Editorial Universitaria de Buenos Aires, 1962: 8-12.
[12] Borges, Jorge Luis. “Biografía de Tadeo Isidoro Cruz”. El Aleph. Buenos Aires: EMECE Editores, 1957: 56.
[13] Hernández, José. “I”. El gaucho Martín Fierro. Buenos Aires: Editorial Universitaria de Buenos Aires, 1962: 8.
[14] Sarmiento, Domingo Faustino. “Capítulo I”. Facundo. Buenos Aires: Eudeba, 1967: 34.
[15] Hernández, José. “I”. El gaucho Martín Fierro. Buenos Aires: Editorial Universitaria de Buenos Aires, 1962: 8.
[16] Adjetivo que en Argentina, Chile, Perú y Uruguay significa fugitivo que huye al campo para escapar de la justicia.
[17] Sarmiento, Domingo Faustino. “Capítulo I”. Facundo. Buenos Aires: Eudeba, 1967: 44.
[18] Modelo y su(b)versión en la poética de Leónidas Lamborghini. Lewinton, NY: Edwin Mellen Press, 2009.
[19] Exiliado 14 años en México

Bibliografía
Armaignac, H. Viaje por las pampas de la República Argentina. Buenos Aires: Eudeba, 1872.
Darwin, Charles. “Vol. III, Maldonado”. Voyages of the Adventure and Beagle. London: Colburn, 1839.
Diccionario quechua-español, aymara-español. Universidad Indígena Tupak Katari Jach´a Yatiñ UTA. Bolivia: Universidad Indígena Tupak Katari (UITK), 2007.
Lugones, Leopoldo. Mi beligerancia. Buenos Aires: Editorial Estrada, 1932.
Güiraldes, Ricardo. “Capítulo XXI”. Don Segundo Sombra. Buenos Aires: Editorial Proa, 1926.
Hernández, José. “III”. El gaucho Martín Fierro. Buenos Aires: Editorial Universitaria de Buenos Aires, 1962.
Borges, Jorge Luis. “Biografía de Tadeo Isidoro Cruz”. El Aleph. Buenos Aires: EMECE Editores, 1957.
Sarmiento, Domingo Faustino. “Capítulo I”. Facundo. Buenos Aires: Eudeba, 1967.
Hernández, José. “I”. El gaucho Martín Fierro. Buenos Aires: Editorial Universitaria de Buenos Aires, 1962.
Sarmiento, Domingo Faustino. “Capítulo I”. Facundo. Buenos Aires: Eudeba, 1967.
Fontanet, Hernán. Modelo y su(b)versión en la poética de Leónidas Lamborghini. Lewinton, NY: Edwin Mellen Press, 2009.

© Hernan Fontanet 2009
Espéculo. Revista de estudios literarios. Universidad Complutense de Madrid
El URL de este documento es http://www.ucm.es/info/especulo/numero41/ingaucho.html

https://pendientedemigracion.ucm.es/info/especulo/numero41/ingaucho.html

Gaucho Otra definición

gaucho, gaucha
nombre masculino
  1. 1.
    Hombre mestizo de sangre española e indígena que, en los siglos xviii y xix, habitaba las llanuras rioplatenses de Argentina, Uruguay y Río Grande del Sur (Brasil); era diestro en las tareas rurales y en montar a caballo, y usaba una vestimenta típica; se convirtió en personaje folclórico y sirvió de inspiración a numerosas corrientes literarias, entre ellas la poesía gauchesca.
    "la mayoría de los gauchos participaron en las guerras de independencia"